Hielo italiano, chicle, días caninos de Ron DeSantis

22 de agosto de 2023

Estamos en los días caninos del verano, y el gobernador de Florida y aspirante presidencial republicano Ron DeSantis parece estar en los días caninos de su campaña.

Mientras estuvo recientemente en el recinto ferial del condado de Wayne en Iowa, Charisma Ron estrechó la mano de personas que, ya sea a propósito (técnicamente posible) o accidentalmente (más probablemente), se toparon con su parada de campaña. De repente vio a un niño comiendo lo que parecía un helado italiano, más apropiado que DeSantis con mangas largas y un chaleco polar en un clima de 92 grados.

"Oh, ¿qué es eso?" Chilló Ron, arrugando la nariz ante la golosina helada. “¿Un Icee? Sí. Probablemente sea mucha azúcar, ¿eh?

¡Vaya, vaya, amigo! ¿Reemplazará a Michelle Obama como jefa de la policía de nutrición ahora?

Es curioso porque, no importa cuántos cambios haga en el plan de estudios de las escuelas de Florida, enseñando a los niños que la esclavitud no era del todo mala, DeSantis no puede derrotar a su oponente más poderoso: él mismo.

Su campaña sigue cometiendo errores no forzados, como el otro día, cuando se filtró la preparación de un súper PAC de DeSantis para el debate de las primarias republicanas. Mostró la estrategia cuestionable de atacar a Vivek Ramaswamy por tener creencias políticas matizadas mientras defendía al candidato de las primarias y cuatro veces acusado Donald Trump.

Es difícil saber quién sería peor para el país, si DeSantis, que parece haber sido creado por un chatbot de inteligencia artificial de Fox News, o Trump, que está siendo perseguido por una horda invasora mongol de acusaciones criminales.

Mientras tanto, los conservadores están ocupados persiguiendo a su hombre del saco no electo favorito: Hunter Biden.

A riesgo de alertar a los republicanos sobre mejores temas de campaña, citaré a James Carville: "Es la economía, estúpido".

Me han dicho que las cifras económicas muestran que todo va bien, pero mi chicle cuenta otra historia.

“¿Qué tiene que ver el chicle con algo?” Probablemente te estés preguntando y, bueno, es justo.

Los paquetes de chicle solían tener una práctica lengüeta para ayudar a abrir el envoltorio de plástico. Pero ahora, en lo que sólo puedo suponer que es alguna medida obscena de reducción de costos, las pestañas ya no existen. En su lugar, debes morder las esquinas para quitar el envoltorio.

“¡No uses tus dientes como herramienta!” Mis hijos me gritan.

Lo dicen porque yo lo digo, y lo digo porque cuando era un joven reportero y tenía prisa por llegar a tiempo al tribunal de fianzas, un guardia de seguridad del tribunal me dijo que mi placa de trabajo podía usarse como arma.

"¿Un arma?" Pregunté con incredulidad. Extendió la mano y tiró de la insignia, extendiendo el cordón elástico del cordón. Imitó que se lo envolviera alrededor del cuello, haciendo una pantomima de la facilidad con la que podría abandonar el periodismo en favor de una carrera como sicario de la mafia.

“Volveré”, dije en voz baja, dirigiéndome a mi auto para quitar la insignia de su mortal cable retráctil.

En un ataque de resentimiento, mordí la pestaña de metal para abrirla, sacando un pequeño trozo en medio de mis dientes frontales. Podría haber usado el agujero para silbar, pero en vez de eso lo hice rellenar en el dentista. Ahora, siempre les digo a mis hijos que no "utilicen sus dientes como herramienta".

Y ellos escucharon (eso).

Es sólo un ejemplo (estoy seguro de que se les ocurren otros), pero es una manera larga de decir algo breve: el tema que importa es uno que los republicanos ignoran. Tal vez porque ellos, como la mayoría de los políticos demócratas (hay que admitirlo), son asquerosamente acomodados y, por lo tanto, confían en los datos económicos. Suponen que como los multimillonarios tienen tanto dinero que construyen naves espaciales sólo para gastar lo suficiente, a los estadounidenses de clase media también les va muy bien.

Yo, sin embargo, soy un estadounidense de clase media y todos los que conozco se sienten nerviosos y mal preparados. La gente de mi edad está bajo presión para acumular millones de dólares para la jubilación, facturas que no se pagarán con pensiones ni con cheques del Seguro Social. Mientras tanto, la inflación aumenta, los salarios están estancados y sospechamos que todo el sistema financiero está manipulado.

Pero si DeSantis quiere continuar con su alegre camino, avergonzando a los niños por golosinas congeladas en lugar de hablar sobre problemas reales, está bien.

Joe Biden probablemente no se quejará.

¿Y yo? Estaré aquí, intentando abrirme el chicle.

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